La EvAU de Singapur

Me he forzado a sacar un rato para escribir una entrada, aunque sea breve, porque hace unos días estuve en Valladolid, invitado por la sociedad de profesores Miguel de Guzmán y por el centro de formación de profesorado, para presentar las ideas básicas de las matemáticas de Singapur, y quedé más o menos comprometido en enseñarles cómo es una prueba de nivel pre-universitario allí.

Una de las cosas más importantes que trato de transmitir es que van más despacio en el desarrollo curricular. Una pregunta que siempre surge es: vale, pero entonces, ¿hasta dónde llegan? Mi contestación siempre es que el ir más despacio y haciendo las cosas con calma les permite, a la larga, llegar más lejos (y, sobre todo, con mayor profundidad). Creo que una buena forma de hacerse a la idea es ver la prueba final que tienen, su análogo a nuestra EvAU (EBAU, o como se llame en cada lugar), la prueba de matemáticas previa al acceso a la universidad.

No es del todo inmediato, porque tienen tres niveles de matemáticas preuniversitarias, H1, H2 y H3, en orden creciente de dificultad. No he encontrado datos sobre cuántos alumnos se decantan por cada una de ellas, pero por los programas parece que las H3 son unas matemáticas realmente avanzadas, pensadas para los alumnos excelentes, y que llegan, por ejemplo, a ecuaciones diferenciales. Las H1 parecen ser las matemáticas básicas preuniversitarias, lo que seguramente podríamos equiparar a nuestras matemáticas aplicadas para ciencias sociales. Las H2 quedarían, por tanto, como las análogas a nuestro examen de Matemáticas II. Al final pongo el enlace a una edición de la prueba. Creo que hay varias cosas que nos pueden resultar llamativas:

  • La extensión. El examen tiene dos partes, de tres horas cada una. Es verdad que cualquier prueba puede tener efectos secundarios negativos, el conocido «teaching to the text». Si un examen está bien pensado, y es exhaustivo, este problema puede tener consecuencias limitadas.
  • las tablas de fórmulas que aparecen al principio son parte del material que los alumnos pueden usar durante el examen. No hace falta memorizar fórmulas: ni identidades trigonométricas, ni tablas de primitivas. Una calculadora gráfica también es parte del equipamiento estándar.
  • pero lo más importante es la profundidad de la prueba, claramente fuera del alcance de nuestros estudiantes al terminar el bachillerato.

Aquí está la prueba (la versión original, en inglés).

Espero que la siguiente entrada no se demore otros 7 meses … Y espero poder escribir pronto sobre alguno de los proyectos en los que estoy involucrado, y que me tienen colapsado.

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6 pensamientos en “La EvAU de Singapur

  1. Supongo que parte de la profundidad de la prueba se debe (entre otras cosas, por supuesto) al hecho de que no hay que memorizar fórmulas y se puede usar la calculadora gráfica, excluida de nuestro sistema por mentes inquisitoriales. Eso deja más tiempo para pensar y hacer matemáticas de verdad, no cuentas. También debe de influir el que, en lugar de repetir uno y otro curso los mismos contenidos, se dediquen a aprender menos pero con más profundidad. Vamos, un par de cosas fácilmente imitables y que en principio no cuestan dinero (a ver si algún alto cargo responsable del diseño curricular…). Aunque temo que si en lugar de enseñar a memorizar y a operar para aprobar la evau hubiera que enseñar a pensar habría que cambiar algo más que los currículos.

    • Muchas gracias por el comentario, Elena.
      De acuerdo con todo lo que dices, por supuesto.
      Está claro que es un cambio profundo, y que no se puede hacer en un año. Pero podríamos empezar a movernos en esa dirección.
      Por desgracia, mi impresión es que seguimos avanzando … en dirección contraria.

  2. Increíbles los ejercicios de esta EVAU. Gracias por compartirlo. Mientras, aquí nos vienen a la Universidad sabiendo derivar una expresión así de larga, pero sin saber lo que «hace» la derivada (qué expresa, qué mide). Lo veo todos los días. ¿Para qué necesita uno practicar las cuentas, si no sabe para qué sirven?

    Y, claro, como no aprueban, no hacemos más que «bajar el listón». Pero no hay que bajar el listón: solo hay que cambiarlo de sitio. Hay que ponerlo en aquellas cosas que las máquinas no pueden hacer.

    Por cierto, enhorabuena por el blog, y me alegro de que haya una nueva entrada, la primera desde que me suscribí. ¡Que no decaiga! 🙂

    • Muchas gracias por el comentario, Neila. Resumes perfectamente el problema al que nos enfrentamos con los alumnos que llegan a la universidad, y que personalmente tengo claro que empieza a crecer desde el principio de primaria.
      (Y gracias también por tus apuntes de espacios euclídeos, que descubrí ayer).

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