Una lectora del blog me ha pasado el enlace de una comparecencia en la comisión de educación del congreso que me ha resultado muy interesante (muchas gracias Lola!). La compareciente es Paloma Rodríguez, catedrática de instituto de la asignatura de Lengua. La comparecencia se puede ver en este enlace. Una indicación para ver el vídeo: la herramienta no es nada amigable (si se le da a pausa, al reanudar me ha vuelto al principio). Afortunadamente, tienen también las diferentes intervenciones por separado. El vídeo completo no es corto (unos 45′) pero creo que merece la pena. Por una parte, por escuchar la excelente presentación de Paloma Rodríguez sobre los problemas de la enseñanza de la asignatura de Lengua en España – que creo que están muy relacionados con los de las matemáticas: excesivo énfasis en conocimiento teórico, descontextualizado (gramática y sintaxis), y descuido de lo que debería ser el núcleo de la asignatura, comprensión lectora y expresión oral y escrita. Pero personalmente, lo que más me ha llamado la atención es el contraste entre la compareciente y los políticos en su contestación. Básicamente, los tres vienen a reconocer que quedaron fuera de juego, porque la compareciente fue a la comisión de educación a hablar de … educación! Y ellos parece que están especializados en el rifirrafe político. ¿De verdad esos son los expertos en educación de nuestros principales partidos?
Ya puestos, me he animado también a ver la comparecencia de Antonio Cabrales, y también me parece muy recomendable. Cabrales, y su blog Nada es gratis, es una de las referencias inexcusables si se quieren estudios basados en datos de diferentes sistemas educativos. Uno de los temas estrella de su intervención han sido las pruebas externas (en nuestro caso las reválidas). No voy a hablar sobre ellas, porque no me veo capacitado, pero sí quiero mencionar algo. No deja de llamarme la atención que cuando se trata este tema nunca se mencione un tema crucial: los efectos de las pruebas externas dependen, de forma crítica, de que estén bien diseñadas. Nosotros tenemos un buen ejemplo de lo contrario: la PAU (la selectividad) es a todos los efectos una prueba externa, y está claro que su influencia en las matemáticas de 2º de Bachillerato es desastrosa: el curso se convierte en poco más que una academia para preparar los problemas tipo que, de forma casi invariable, se preguntan en el examen.
Este año, me enteré de su efecto en la asignatura de historia, en Madrid. Resulta que las preguntas sobre un periodo (creo recordar que hasta el siglo XVIII) son de respuesta corta, y para los siglos XIX y XX lo que se pide es más bien la exposición de un tema. El resultado: el imaginable. La historia de 2º de bachillerato son pequeñas píldoras para la primera etapa, y desarrollo de temas para la segunda. Sin comentarios …