Ayer se publicaron los resultados del estudio TIMSS 2011. El TIMSS es el estudio internacional más amplio sobre competencias en matemáticas, ciencias y lengua. La principal diferencia con el quizá más conocido PISA es que el TIMSS evalúa niños en 4º año y en 8º año. España sólo ha participado en el estudio del 4º año (niños de 9-10 años), supongo que porque la otra edad ya está cubierta por PISA. Ningún dato es bueno, pero si nos centramos en Matemáticas, yo calificaría los resultados de alarmantes. Creo que la presentación que se ha hecho en la prensa, «España, por debajo de la media …» es muy benevolente. Es verdad que los datos están normalizados para que la media sea 500, y que España, con un resultado en Matemáticas de 482, está por debajo, aunque cerca, de la media. Pero si los periodistas tuvieran un poco más de formación matemática, deberían haberse dado cuenta de que el TIMSS es un estudio muy amplio, y que participan países con resultados realmente pobres (Yemen, 246, Marruecos, 335), que bajan la media significativamente. Si nos centramos en los países de la Unión Europea, donde está España es en una cerrada competición por el último lugar: Polonia – 481-, Rumanía -482 -, España -482-. El resto de los participantes -y son casi todos, sólo detecto la ausencia de Francia (llamativa, no conozco las razones)-, están por encima (muchos, muy por encima). El informe completo se puede obtener en este enlace, y los resultados globales en matemáticas están en la página 40 (Capítulo 1).
Es verdad que la lengua materna es un tema muy sensible, y que cualquier reforma educativa que quiera modificar el estatus quo debe necesariamente generar un fuerte debate, pero si nos quedara un mínimo de sensatez como país creo que datos como el de este estudio deberían ocupar, al menos, el mismo espacio que el tema lingüístico en el debate social.
Las causas de los pobres resultados de la enseñanza de las matemáticas en primaria son uno de los orígenes de este blog, pero quiero aprovechar esta entrada para exponer un problema muy concreto, creo que poco conocido, y sobre el que cuanto más sé más preocupación me provoca. En los programas de Magisterio del año 1992 desapareció la especialidad de «maestro especialista en ciencias» (tampoco quiero sugerir que debería recuperarse, una de las evidencias de estudios como el TIMSS es que en los países con mejores resultados los profesores de primaria son generalistas, eso sí, con una adecuada formación matemática) y aparecieron estas especialidades: lengua extranjera, educación infantil, educación primaria, educación musical, educación física. La formación matemática de un estudiante de las especialidades de lengua extranjera, educación musical y educación física era realmente reducida: una asignatura de 4,5 créditos. Para que todo el mundo lo entienda: una asignatura de 3 horas semanales durante 15 semanas. Es difícil describir la escasa formación matemática de estos estudiantes (porque, además, para una gran mayoría de ellos las matemáticas no eran precisamente la asignatura preferida durante su formación primaria y secundaria). Pues bien, el problema que ha ido surgiendo desde entonces es que, una vez en los colegios, no ha habido ninguna traba administrativa para que esos maestros especialistas se convirtieran en generalistas. Unas veces por necesidad del centro, otras por conveniencia personal, se ha producido ese cambio sin ningún tipo de control. No tengo datos de la extensión del fenómeno (me pregunto si alguna autoridad los tiene, en este país donde faltan datos de casi todo), pero en todos los colegios en los que he sondeado el tema (no han sido muchos, es cierto), siempre me he encontrado algún caso.
El origen del problema se ha corregido: en los nuevos grados de magisterio las únicas especialidades son Infantil y Primaria. Pero tenemos en nuestras aulas un número indeterminado de maestros que están dando clases de matemáticas, y estarán durante los próximos 30 años, sin una formación mínimamente adecuada. La reflexión final es clara: sin un programa adecuado de formación permanente del profesorado – casi utópico en estos tiempos – es muy difícil que la enseñanza de las matemáticas en primaria mejore significativamente.
Realmente vergonzoso… y los periodistas dan fe de ello haciendo comparativas metiendo a todos los países en el mismo saco. Habrá que tomar ejemplo de Singapur, un par de libros de Singapore Math en España no vendrían mal 🙂
una reflexión o pregunta abierta: formación permanente del profesorado y especialización por materias, de acuerdo, pero quien la organiza? hasta ahora gobierno y universidades. En las demás profesiones es el mismo colectivo quien las genera.
No estoy seguro de entender el sentido de la frase «especialización por materias». La verdad es que no tengo opinión propia sobre el tema, lo único que puedo decir al respecto es que en la mayoría de los países los profesores de la escuela elemental (que puede ser de 1-4 a 1-6, según los casos) son generalistas casi siempre, y en todos los países que ocupan los puestos destacados en los tests internacionales (los datos se pueden comprobar en los informes TEDS-M y TIMSS). En cuanto a la formación permanente del profesorado, me parece un debate interesante – y complicado: desde luego, las buenas prácticas docentes aportadas por *buenos* profesores deberían jugar un papel importante. Pero creo que debería haber también algún componente más. No es imposible que un buen maestro con 20 años de experiencia se mantenga al día y pueda afrontar posibles cambios metodológicos, pero me parece que aquí también podrían aportar sus conocimientos los profesionales de la formación de maestros, siempre que tengan conocimiento de la realidad de las aulas.
He seguido dándole vueltas a este comentario, y se me ocurre que está muy relacionado con esto otro: tampoco hay muchas profesiones en que se entre en el cuerpo y se siga, durante toda la carrera, en el mismo puesto. Tiene todo el sentido que buenos maestros formen a los nuevos, pero seguramente esto está conectado con el establecimiento de una carrera docente: que los buenos maestros reciban algún tipo de reconocimiento por su labor.
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