Los deberes y la atención a la diversidad

Voy a escribir esta entrada recurriendo al estilo tengo un amigo que …

La hija de mi amigo acaba de terminar 2º de Bachillerato. Estudió un año fuera, y se le dan bien los idiomas; su inglés es excelente. Mi amigo se sorprendió cuando la nota final de su hija en inglés fue de 8. Se trataría de una anécdota, si no fuera porque la chica quiere estudiar una carrera con una exigente nota de corte, de manera que mi amigo fue al instituto a pedir explicaciones. Las explicaciones no son de primera mano, pues la profesora acaba de tomar un permiso de maternidad. Pero mi amigo habla con la jefa del departamento que, con toda amabilidad, le muestra las notas de su hija. Las notas de todas las pruebas escritas, de expresión oral, etc, son de 9 o superiores, pero tiene un 3 en el apartado «tareas y actitud». Al aplicar los porcentajes establecidos en la correspondiente programación didáctica, la nota es la que es … Formalmente, supongo que todo correcto. Personalmente, creo que la historia da lugar a reflexiones interesantes.

Conozco, porque lo he vivido en primera persona, el problema de tener un alumno de nivel claramente superior al que estoy impartiendo en clase. Sé que los profesores estamos cada vez mas saturados, y puedo entender (que no aprobar, creo que no cuesta tanto) que el profesor asigne las mismas tareas a todos sus alumnos, independientemente de sus necesidades educativas. Lo que no me cabe en la cabeza es que penalice a un alumno que no es suficientemente disciplinado con unas tareas que tienen para él valor muy próximo a cero. ¿Dónde queda la atención a la diversidad, que inunda todos nuestros decretos educativos, y que tanto se echa de menos en nuestras aulas? Y, lo siento, pero aquí no me vale la excusa de la falta de medios, creo que se puede hacer a coste cero. Lo que yo hago es valorar ese trabajo personal, deberes, o como quiera llamarse, cuando resulta en una subida de la nota. Pero si un alumno saca un 9 en uno de mis exámenes, me demuestra que su rendimiento en la asignatura es sobresaliente, y esa es la nota que creo que merece, independientemente de que para obtenerla le haya hecho poco caso a las tareas que he diseñado. Supongo que aquí es donde entra ese supuesto valor de los deberes relacionado con la disciplina … Y puede que sea cierto, si pensamos que el objetivo del sistema educativo es formar a disciplinados integrantes del sistema, prestos a acatar las órdenes del superior sin perder un segundo en valorar si las instrucciones tienen algún sentido. Mi idea de la educación es un poco distinta …

Aunque mi amigo no había tenido ningún contacto con la inspección educativa, se decidió a hacerles una visita. En el fondo, se trataba mas que nada de sondear la actitud de la inspección ante el tema de la atención a la diversidad, ya que parecía claro que formalmente el problema tenía poco arreglo. La actitud de la inspectora fue rotunda: las tareas tienen que hacerlas todos los alumnos, y si la programación dice que se valoran con un 15%, pues así se valoran. Para zanjar el tema, mi amigo le planteó una pregunta clara: si un alumno de primaria tiene un rendimiento en matemáticas claramente avanzado, y el maestro manda unas cuantas sumas que ese alumno hace tiempo que domina completamente, ¿qué hay que hacer entonces? La respuesta fue tajante: ese alumno debe hacer todas las sumas, igual que el resto de sus compañeros. Luego, en todo caso, el maestro debería pensar en alguna otra tarea adaptada al nivel de aprendizaje del alumno en cuestión. Obviamente, tras esa respuesta mi amigo decidió dar por terminada la conversación. La actitud de esa inspectora ante la atención a la diversidad quedó suficientemente clara. Evidentemente, no tengo ningún dato para valorar cómo de generalizado es ese peculiar tratamiento de la diversidad, pero la hipótesis de que está bastante extendido explicaría muchas cosas, como el escaso número de estudiantes con excelentes resultados que tenemos en las pruebas internacionales de referencia, o esos casos de alumnos brillantes, que a veces sobrellevan la situación, por supuesto, pero otras veces caen en el aburrimiento absoluto o, directamente, en comportamientos problemáticos.

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42 pensamientos en “Los deberes y la atención a la diversidad

  1. Efectivamente, desolador. La atención a la diversidad es algo que solo aparece en las programaciones, luego se ignora. Cuando es por debajo de la media, suele ser por falta de recursos, pero cuando es por encima es por encorsetamiento y desconocimiento.

    De todos modos, me parece una actitud por parte del profesor un tanto ridícula. Yo en Bachillerato, donde ya no tienes que inculcar hábitos, no tengo en cuenta esa parte nada más que para, en todo caso, beneficiar al alumno, y más en casos con buenas notas.

    En fin, la burocracia y sus cosas. Espero que… la hija de tu amigo consiga entrar a la carrera que quería 🙂

    • Efectivamente, ese es para mi el punto relevante: la atención a la diversidad para alumnos avanzados solo requiere de un poco de flexibilidad y de saber entender que un alumno que ignora al profesor quizá no esté menospreciándole, sino requiriendo algo de atención con tareas relevantes para él.
      Dice mi amigo que se conforma con que, si se queda fuera de la carrera elegida, que no sea por unas pocas centésimas 🙂

  2. Aunque soy lectora asidua de tu blog nunca había hecho un comentario. Pero ante esta entrada no puedo reprimir mis ganas de comentar.
    Desgraciadamente la situación de la hija de tu amigo es más que habitual. Las programaciones didácticas de los centros están repletas de sinsentidos que atentan contra el derecho a una evaluación objetiva para el alumnado. Si absurda es la posición de la profesora (me da igual si es ESO o bacillerato) más aún lo es la de la inspectora que, además, es la responsable de revisar las PD del centro y dar el visto bueno de las mismas velando por su coherencia y legalidad.
    Este tipo de situaciones se producen principalmente por desconocimiento o errónea interpretación de la normativa, algo que no debería producirse nunca entre los compañeros docentes y mucho menos entre los componentes del servicio de inspeccion.

  3. Estoy totalmente de acuerdo con esta entrada, creo que estas reflexiones muestran otras perspectivas a los profesores, y esto es lo primero que hace falta para darse cuenta de los errores y buscar soluciones.
    Según mi experiencia hay atención a la diversidad para los alumnos con problemas para alcanzar los mínimos, yo sólo doy clase a alumnos de ESO, y es muy importante conseguir que titulen a este nivel. En cuanto a alumnos sobresalientes, reflexivos, que quieren aprender, no sólo aprobar es devastador, los aburrimos, pero los profesores no nos damos cuenta hasta que lo vemos en casa, en amigos, o en padres de alumnos que nos lo cuentan, vuelvo a decir que nos hacen falta perspectivas diferentes.
    En cuanto al Bachillerato, es un desastre, las notas determinan el futuro de los alumnos y los profesores y las administraciones no se dan cuenta. Para empezar, no entiendo por qué no hay decimales en las notas, hay profesores que redondean, otros truncan, y otros cambian el criterio según el alumno. El sistema de optativas y de ponderaciones es una locura y una injusticia. Los buenos alumnos que quieren hacer un grado con nota de corte alta pasan dos años en los que sólo viven para el 10, años horribles. Y no sigo porque no quiero alargarme…
    A ver si se va extendiendo la filosofía de este blog y cambiamos el enfoque de la enseñanza en general y de las Matemáticas en particular. Gracias.

    • Gracias a ti por el comentario, Ana. En efecto, es llamativo el tema del redondeo. Cuando algunos alumnos entran o se quedan fuera de una titulación por centésimas, en Bachillerato nos olvidamos de los decimales de forma inexplicable.
      Uno de los problemas de fondo puede ser ese: la falta de recursos en formación, y la necesidad que hay de que los profesores tuvieran contacto regular con otras experiencias. Te quedas con la sensación de que muchas veces hacen lo que siempre han visto que hay que hacer …

    • De todos modos, hay algo aquí que no debemos olvidar: no por poner notas más altas (por redondear hacia arriba) va a haber más gente estudie Medicina. Estudiarán los mismos pero la nota de corte también será más alta. La cosa está en que haya un criterio más o menos unánime, y ponte tú a poner de acuerdo a miles de profesores a la vez. Por eso está la inspección, las programaciones… pero claro, lo que no es de recibo es olvidar el sentido común.

      • Estoy de acuerdo. El tema de la repercusión de todo esto en la nota de acceso puede haber sido el detonante de la entrada, no lo niego. Pero el tema de fondo es el otro …

      • Y entiendo perfectamente el tema de fondo. Siempre ha sido una tarea pendiente dentro del profesorado y, de nuevo, siento que si no nos exigen con papeles hacer algo (por ejemplo, tener en cuenta casos así), es difícil que se haga (no por no querer hacerlo sino por no haberlo planteado o tener que seguir otros papeles).

      • Sí, pero asmitir notas con decimales hasta centésimas no cuesta nada y sería más justo. Creo que los padres y profesores deberíamos proponerlo.

  4. Realmente descorazonador, y lo digo como profesor, que todavía estemos valorando aprendizajes con %. Además la inspectora quedó retratada ya que parece desconocer la orden de evaluación, en la que se indica que se debe evaluar el grado de consecución de las competencias básicas y hacer la evaluación en base a dichas competencias básicas. Si yo fuese tu amigo seguiría insistiendo.

    • Muchas gracias por el comentario, y por los ánimos. Se trata de un único punto, en una asignatura, y enfrentarse a la burocracia del sistema requiere un esfuerzo que hay que valorar. De todas formas, lo que me parece de interés no es ese detalle del punto en la calificación, sino lo que hay detrás, esa actitud ante los deberes y la diversidad.

    • Yo seguiría insistiendo, si fuese mi hija, en aumentar el grado de humildad a te ciertas situaciones e intentaría explicarle que hay tareas para las que uno está sobrecapacitado y por ello no va a dejar de hacerlas.

  5. Yo estoy de acuerdo con vosotros pero no al 100%. Si esta hija de tu amigo es una muy buena oftalmóloga, se negará también a operar unas simples cataratas? Una persona de sobresaliente lo debe de ser también en la actitud, si no pues será de notable. Espero comentarios.

    • Si ya lo domina, ¿para qué hacer ejercicios sobre el third conditional? En mi opinión sería mejor que en ese tiempo leyera un buen artículo en inglés, que escuchara las noticias de la BBC, o que viera un capítulo de una serie. Pero gracias a este debate se me ocurren estas alternativas, a ver si puedo aplicarlo en Matemáticas.

    • Una actitud de sobresaliente no es acatar acríticamente lo que dice el profesor. Quizá lo malo es que muchos profes no llegan ni al notable, ni en actitud ni en otras cosas…

    • Muchas gracias por tu comentario, Pablo. Los debates enriquecen este espacio.
      Me parece que tu analogía tiene al menos dos problemas:
      1 – las operaciones de cataratas hay que hacerlas, y creo que estamos de acuerdo en que es mejor que las haga un buen profesional, y no un oftalmólogo para el que supongan un reto. Hay un beneficiado, el paciente. ¿Quién es el beneficiario del hecho de que todos los alumnos hagan las mismas tareas? Yo solo encuentro uno, abstracto, y es el propio principio de que los alumnos hagan las mismas tareas. Se puede argumentar que la autoridad del profesor, pero creo que no es cierto. En estos tiempos, el «esto se hace porque yo lo digo» está, a todos los niveles, desprestigiado.
      2 – no se trata de hacer *algunas veces* tareas rutinarias, el problema surge cuando la inmensa mayoría de las tareas están por debajo del nivel de aprendizaje del alumno. Es verdad que eso le puede ocurrir a muchas personas en sus actividades profesionales, encontrarse en un trabajo rutinario en el que las actividades no suponen ningún reto. Pero una cosa es sobrellevar la inevitable frustración que esa situación conlleva a los 30 y otra hacerlo a los 17.
      3 – Creo que el tema de fondo es esa «actitud de sobresaliente» que mencionas. Esto es opinable, desde luego, pero dejando aparte el mal comportamiento no me parece bien penalizar a un alumno que no muestra interés por aprender, si su rendimiento es excelente. Ese interés por aprender forma muchas veces parte del carácter, y estamos hablando de adolescentes. Penalizarles me parece el camino menos adecuado para fomentar mejores actitudes.

      • Pues yo pienso al contrario que usted, yo a mis hijos les digo que no siempre escoge uno lo que le gusta hacer y que debe de superar esa frustración y que en su vida académica encontrarán a profedores mejores y peores pero que son los profesores. El día de mañana tendrán que aguantar a gente que les gusta más y otros que menos y algunos serán sus jefes. Usted piensa que a los 17 es muy pronto, yo creo que es muy tarde.

      • Pero en eso estamos completamente de acuerdo! Por supuesto que en casa decimos cosas parecidas, y estoy seguro de que mi amigo lo hace también. El problema es que en algún momento, para bien o para mal, los adolescentes empiezan a tomar sus propias decisiones. Es verdad, se puede contestar: pues que asuma las consecuencias. Pero ese es justo el tema de fondo sobre el que quería reflexionar en la entrada. Me parece claro que tenemos problemas en el sistema educativo. Cuando hablamos entre profesores (también en la universidad) casi siempre se oye lo mismo: la falta de medios, y el poco interés/trabajo de los alumnos. Sin negar que haya bastante de las dos cosas, creo que el cuadro no está completo. Habría que tener también en cuenta algunas actitudes de algunos profesores.

  6. Lo que me sorprende es que este problema no se descubra hasta que vas a protestar la nota final del último curso de bachillerato. ¿No hay ningún tipo de seguimiento, ni contacto entre las familias y el profesorado? ¿No saben los padres que la muchacha tiene tareas y pasa de ellas? ¿Nadie les dice que su actitud en clase es mala? ¿Es que aquí nadie habla? Me parece mucho más preocupante esta incomunicación y dejadez general (incluso dentro de la familia) que la excesiva rigidez del sistema educativo.

    No quiero criticar a tu amigo, pero temo que el problema sea que, como la chica saca notables y eso es «buena nota», todos se despreocupan, especialmente ella. Hasta que llega el día de la nota de corte y entonces 8 no es suficiente.

    • No está claro hasta qué punto la alumna pasaba de las tareas, su versión es que las hacía a veces. Como comentaba, el permiso de maternidad de la profesora coincidió con las notas. Y hay que tener en cuenta ese problema del miedo a protestar antes de la evaluación por temor a represalias, fenómeno que vivo de cerca en la universidad, cuando hablo con alumnos que se quejan de algunas actitudes de otros profesores.
      Personalmente, he pasado bastantes horas hablando con maestros y profesores de mis hijas, y siempre los he encontrado demasiado a la defensiva (ojo: y puedo entender esa actitud, cuando ves la actitud de muchos padres y el comportamiento de sus hijos).
      Un último detalle: si hablamos de comunicación, lo que es increíble es que a estas alturas el correo electrónico siga sin formar parte de las herramientas para mejorar la comunicación centros-familias.

  7. Lo que cuentas es deprimente, pero por desgracia no me extraña en lo que a los profesores se refiere. Lo de la inspectora ya me parece más grave y creo que, ya que «tu amigo» ha empezado, debería ir hasta el final, sobre todo ahora que se habla tanto de «excelencia».
    El problema del aburrimiento de los alumnos que están por encima de la media suele soslayarse, pero es por lo menos tan grave como el de los que no llegan. Por desgracia hay mucho profesor mediocre que recela de estos chicos, normalmente críticos con la autoridad. Ánimo y gracias por poner siempre el dedo en la llaga.

  8. A mí me gustaría preguntar si este amigo tuyo descubre el 8 a estas alturas del curso, si ya pasó en la primera y segunda evaluación o solo en la tercera.
    Además en ese apartado se habla de trabajo y actitud, en ningún momento hablas de cuál era la actitud del alumno, podrías matizar antes de que todo el mundo empiece a valorar lo mal que lo ha hecho el profesor. Gracias.

    • Esto ya está parcialmente contestado, pero no me importa añadir que el problema no surgió en la tercera evaluación. Lo que también quiero aclarar que no estamos hablando de mal comportamiento. Simplemente, de la actitud que es fácil imaginar si nos ponemos en la situación del alumno que está en una clase en la solo le cuentan cosas que ya conoce. ¿De verdad no has detectado ningún alumno así?
      Por último: lo que me llevó a escribir este post es que me parece un síntoma claro de un problema general que creo de interés, el que da título a la entrada.

      • Soy yo el único que tiene 40 alumnos en 2 de bachillerato y que atender a todos de modo personalizado le resulta imposible? Me podéis explicar modos prácticos de atender a uno o dos alumnos excelentes, mezclados en esa diversidad de los 40 ( malos, regulares, buenos, muy buenos, ojo académicamente, por no hablar de los que también son solo revoltosos por llamarlo así)?

  9. Bueno, ahora que sobre la hija de tu amigo ya ha quedado todo explicado y se ha visto que la nota en «tareas y actitud» podría haber sido otra sin violentar la programación, yo vengo a apuntar otra cosa más general: ¿alguien ha pensado lo difícil que es para un profesor que se lo tome en serio mandar tareas diferentes para atender a la diversidad? Si además de trabajar uno pretende dormir, yo solo he encontrado la manera dejando cierta libertad para escoger problemas y ejercicios en las fichas (y en el libro de texto a veces). Y tampoco funciona bien del todo, ni para que los alumnos efectivamente escojan lo que necesitan, ni desde el punto de vista de la gestión del tiempo del aula.

    • Creo que los comentarios de JJRodríguez y Pablo se pueden contestar a la vez: creo que todos estamos de acuerdo en que faltan medios para atender la diversidad adecuadamente. Eso está fuera de la discusión. Con lo que no estoy de acuerdo es con lo que me parece la respuesta algunas veces: como no puedo hacer las cosas como me gustaría, no hago nada en absoluto. Lo que propone JJ me parece muy razonable, y seguro que hay variantes que a todos se nos ocurren. Quizá en Inglés la estrategia tendría que ser algo distinta. Me arriesgo a proponer una, que no me parece que requiera tantos recursos: tras la primera prueba, o cuando tenga claro que el alumno X está claramente por encima del nivel que voy a impartir, le ofrezco la posibilidad de que lea o escuche tal o cual cosa, y que prepare una exposición o trabajo sobre el tema. ¿Realmente hacen falta tantos medios para eso?
      Por último: reitero lo que ya dije en la entrada. Una cosa es ignorar las necesidades de ese alumno de buen rendimiento, y otra es penalizarle por que él me ignore, en defendible reciprocidad. Creo que las razones para esta última actitud no pueden ser la falta de medios.

    • Por supuesto que atender a la diversidad es complicado, pero es que muchos profesionales parecen olvidar que es una obligación, y que además de dar clase tenemos un montón de horas para, entre otras cosas, preparar esas actividades. La queja continua de que no hay medios es bastante pobre, sobre todo cuando se trata de los que sobresalen; personalmente, me funciona bastante bien dar problemas más difíciles e interesantes para que ellos elijan cuáles hacer. Precisamente los chicos más inteligentes, o más adelantados o lo que sea políticamente correcto decir no necesitan que estés demasiado encima de ellos, basta un pequeño estímulo y trabajan de forma autónoma estupendamente. Yo me comunico con ellos también a través del correo, ya que algunos no quieren llamar mucho la atención en clase. Es cierto que algunos rechazan de plano hacer cosas más difíciles o diferentes al resto, creo que ahí es donde un buen profesor (o alguien que aspire a ello, como es mi caso) tiene que retarse a sí mismo para conseguir «picarles». Al fin y al cabo estas cosas son lo que hace interesante esta profesión, ¿no?

    • Artículo 18, apartado 2 del decreto 67/2008 de la Comunidad de Madrid: Los centros docentes, dentro del marco general que establezca la Consejería de Educación, desarrollarán y concretarán el currículo adaptándolo a las características del alumnado y a su realidad educativa.
      Detalles normativos al margen, me resulta inimaginable que en una Escuela de Arquitectura se penalice a un alumnno que está en condiciones de diseñar un edificio por no limitarse durante una asignatura a diseñar disposiciones de sillas en habitaciones.

  10. No conozco el caso de tu amigo, pero hablas de una enseñanza de un idioma y de notas de 9, no de 10. Con eso quiero decir que haciendo las tareas, quizás hubiera llegado al 10. No entiendo por qué abandonar una tarea asignada si se puede hacer con facilidad y seguir mejorando. En un idioma, siempre se puede aprender más. Yo tengo un C2 y cada vez que leo un texto, aprendo cosas nuevas: más vocabulario, más estructuras que asimilo. Siempre se puede aprender algo por muy sencillo que nos parezca. Y sobre todo, la actitud ante la asignatura: participación en claso, colaboración en los trabajos que se hagan en clase, buena disposición hacia las tareas/debates. Los deberes y trabajos a veces son parte de la nota (no es que penalicen). Además, sabiendo que funciona así, ¿por qué pretender ir por libre y luego quejarme en junio?
    No sé… no estoy de acuerdo con la reflexión. Solo puedo darte la razón cuando dices que habría que haberle dado deberes «extra» de un nivel superior. Pero al fin y al cabo, si no hacía los normales y mostraba interés 0 ante la asignatura, entiendo que el profesor ni se molestara. Creo que hay que tener más humildad.

    • Es una forma de verlo … Me parece que estamos en una situación típica de qué fue primero, si la gallina o el huevo …
      La profesora no le mandó tareas relevantes porque la actitud de la alumna no le parecía adecuada, o la actitud de la alumna era producto de unas tareas que no veía que le aportaran nada.
      Repito, es opinable: como profesor, tengo claro que mi tarea es tratar de sacar lo mejor de mis alumnos. Y que encargar tareas por debajo del nivel de aprendizaje solo aporta tedio y desmotivación.

    • Gracias por el enlace, Lola. Efectivamente, interesante. Si esto ha dado pie para que algunos profes se paren a pensar en el tema, objetivo cumplido. Que hay un sector inamovible, lo tengo claro (la gran pregunta, claro, es el tamaño de ese sector, y el signo de la derivada de ese tamaño).

  11. Claro que sí, yo también pienso lo mismo y siempre doy tarea extra para los alumnos que van mejor. Lo agradecen y te lo piden con la mirada. Es, además, gratificante. Pero luego, los trabajos que evalúo y cuentan para la nota (porque, insito, no penalizan, sino que son PARTE de la nota), los hago iguales (salvo problemas graves) y luego, de forma voluntaria, pueden añadir nuevos apartados. En un 2º BCHTO lo sigo más a raja tabla todavía. ¿Qué pasaría si le cambias el trabajo por uno más difícil y la alumna saca un 7 en vez de un 10 en ese trabajo? Hay también protestaría. Y el resto de la clase, si esa alumna no tuviera que realizar ese trabajo/deberes, protestarían también.

    En cuanto a lo que dices, es cierto que es como lo de qué fue primero, si el huevo o la gallina. Pero al ser 2º Bchto, doy por hecho (al menos yo), que los alumnos han desarrollado la autonomía e iniciativa personal. Yo en mi web tienen mil recursos. Se lo presento el primer día y se lo meciono de vez en cuando en clase. Lo que no pueden pretender es que esté encima de ellos todo día para que avancen (como sí estoy con los de 1º ESO).

    No sé… yo no lo veo tan complicado. Seguro que si hubiera hecho las tareas y trabajos, ahora tendría un 10 en los exámenes (porque habría mejorado) y un 10 en la actitud. Con lo sencillo que es para alguien con capacidad, no entiendo por qué no aprovechar la ocasión (y más sabiendo desde el principio que quieres nota). Yo, honestamente, veo cierta falta de madurez en esa actitud.

    • Creo que tenemos visiones un poco distintas de la evaluación. No entiendo ese problema de la alumna que saca un 7 en un trabajo avanzado. Se trata de evaluar conocimietos, competencias, o como queramos llamarlo. Me parece perfectamente imaginable que un alumno A haga un trabajo avanzado «para un 7», que un alumno B haga un trabajo «normal» «para un 9» y que al final la nota de A sea superior a la de B. Ya sé que llevar esto a sus últimas consecuencias hace la evaluación impracticable, pero recordemos de dónde surgió todo esto: se trata de qué hacemos ante unas tareas que están, sistemáticamente, por debajo del nivel de aprendizaje de algún alumno. ¿Insistimos para que todos hagan lo mismo, o buscamos alguna forma de flexibilidad?

  12. Lo que dices suena muy bien, pero habría que ver si a nivel legislativo eso es aplicable y si, en caso de reclamaciones, estaríamos haciendo las cosas bien. Será cuestión de estudiarlo. En cualquier caso, el caso individual que planteas, lo sigo viendo diferente. Una persona que no llega al 10 y que tiene una parte que es evaluada a través de trabajos / deberes u otra actividad que no sea examen, no debe elegir no hacer una parte. Eso, desde luego, no lo puedo compartir. Yo hay apartados que evalúo por trabajos y/o debates y el sacar un 9 en un examen (en el que solo evalúo parte de los contenidos, no todos), no te da derecho a no hacer el trabajo.
    Sí vería mal que los deberes penalizaran como hacen en algunos centros. He visto asignaturas en las que los exámenes son el 100% y luego restan hasta 2 puntos por la no realización de tareas y la mala actitud ante la asignatura. Eso, para mí, es un error.
    Pero que un profesor determine evaluar ciertas compentecias y contenidos por exámenes y otros por trabajos y cada uno tenga un tanto por ciento diferente en la evaluación es completamente diferente. Y el caso que tú planteas, lo veo así.

    • Bueno, creo que hemos llegado al fondo del problema. La pregunta es qué se evalúa a base de actividades diarias que están sistemáticamente por debajo del nivel de aprendizaje. Desde luego, nada que tenga que ver con el inglés. Puede que la disciplina, la tolerancia al aburrimiento, o cosas de ese estilo. Solo medio en broma, podríamos considerar añadir una nueva competencia transversal en esa dirección.
      En cuanto al encaje legal de otras alternativas, yo no tengo dudas. Creo que hay espacio para ser mucho mas flexible. Llevo tiempo dando vueltas a una entrada sobre la evaluación en matemáticas, y cómo al final evitamos poner exámenes con actividades mas interesantes, porque “suspenderían todos”. Un apunte: en las olimpiadas internacionales de matemáticas, al participante que resuelve parcialmente alguno de los problemas le dan una medalla.

  13. Quizás sea que vemos todo pensando en nuestras asignaturas y que el caso que comentaste es algo diferente a la opinión general que podamos tener sobre el tema. Yo no puedo ver los deberes así (algo sistemáticamente aburrido… Lo que veo así son los exámenes: aburridos, estresantes, antiguos…). Prefiero hacer menos exámenes y evaluar a través de trabajos, proyectos, deberes, presentaciones, etc.

    Yo, como profesor de inglés, no entiendo cómo evaluar, por ejemplo, la expresión escrita a través de redacciones que se mandan como deberes puede estar sistemáticamente por debajo del nivel. Puede ser aburrido, sí, pero hay que hacerlo. También sumar puede serlo para un niño de primaria y tiene que aprender a hacerlo. Los niños con más nivel hacen la redacción diferente y tu feedback lo es también. A veces les pones el 10 por no existir 11 y el feedback va en otro camino para que sigan mejorando: cuestiones de estilo, organización textual, etc. Nunca son 100% perfectos. Ni los nativos. En mi Centro, cerca de una base militar extranjera, tengo muchos alumnos nativos por ser hijos de padre o madre americano/a y lo agradecen enormemente (sobre todos sus padres, que temen que su desarrollo académico en esa lengua no sea tan bueno). Con las presentaciones orales pasa lo mismo. Su pronunciación es excelente, pero cometen errores a la hora de ser comunicativos. Con ellos se centra el feedback en otras cuestiones. Pero claro, todos me hacen las tareas. Saben de antemano que son parte de la nota (mucho más de ese 10% que mencionas). Y si alguno no las hiciera, por muy madre americana que tuviera, tendría q suspenderle. Yo no puedo poner la nota por lo que creo que sabe un alumno, sino por lo que me demuestra que sabe. en las diferentes pruebas que hagamos (sean del tipo que sean).

    • Me temo que hablamos de cosas distintas. ¡Por supuesto que redactar es enriquecedor en el aprendizaje de una lengua! Estamos confundiendo diseñar tareas para evaluar (lo que debería ser, y lo que comentas) con considerar el hacer las tareas diarias en la evaluación (lo que ha sido en el caso mencionado en el post). Las tareas de las que hablo son mas bien otro ejercicio de la tercera forma del condicional, una lista de vocabulario, y cosas de ese estilo. Un ejemplo que me resultó especialmente «divertido»: uno de los tipos de ejercicio que menos le gustaba a la alumna era el de «false friends». Le resultaban difíciles. La razón? Bueno, creo que es fácil imaginar que si alguien domina realmente un idioma, hasta el punto de «pensar en inglés» cuando está leyendo en esa lengua, le cuesta mas darse cuenta que «sensible» es un falso amigo del «sensible» castellano …

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