Cómo dar clase a los que no quieren

Voy a permitirme aprovechar este momento de popularidad (¡Mil gracias Clara!) para abandonar por una entrada el camino que me había marcado – hablar sólo de matemáticas – y recomendar un libro. ¡No, por favor, no es lo que parece! No tengo nada que ver con el autor, ni siquiera le conozco. Pero creo que es realmente interesante, muy en especial para los profesores de secundaria.

Cuando pregunté a mis alumnos del Máster de formación del profesorado qué habían echado de menos en el curso, la opinión fue casi unánime: «Nadie nos ha dicho nada sobre cómo tratar con una clase llena de adolescentes». Y creo que es verdad, en España no está nada extendida la enseñanza de lo que me gusta llamar Técnicas de gestión del aula. Así que empecé a preguntar, y una amiga, profesora de secundaria, me habló de un libro que habia leído, y cuyas ideas la habían ayudado a mejorar el clima de su clase. El libro es Cómo dar clase a los que no quieren. de Joan Vaello Orts. El título puede ser un poco equívoco. No se trata de enseñar a los que no quieren (creo que todos estamos de acuerdo en que es imposible enseñar a alguien que no quiere aprender), sino de tratar a los que no quieren de forma que se consiga mejorar el clima general de clase, y así poder enseñar a los que sí quieren. Por el camino, los que no quieren (o algunos de ellos) quizá adquieran unas habilidades socioemocionales mínimas, que tienen un gran valor en sí mismas, y alguno hasta empiece a querer aprender.

El libro no promete milagros, pero creo que no hacen falta milagros para mejorar un poco el clima general de clase. Lo más importante es no dejar eso a la intuición. Por supuesto, hay profesores que consiguen, de forma innata, ese buen clima de clase. Pero para los que no tenemos ese don, hay técnicas que ayudan. Lo que es un error es enfrentarse a grupos de alumnos (los que en general originan el mal clima de clase), cuya principal motivación es provocar al profesor, y que dedican tiempo y energía a planear estrategias de provacación, simplemente con la reacción instintiva que surja en el momento.

Mientras preparaba este post he descubierto este vídeo de un seminario del profesor Joan Vaello, precisamente en el Máster de formación del profesorado de la Universidad Miguel Hernández.

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5 pensamientos en “Cómo dar clase a los que no quieren

  1. Es posible mejorar el clima en el aula tradicional, sin embargo, en cierto modo, me cansé y desistí (a pesar de lo joven). Escribí un poco sobre esto también (http://unpuntocircular.blogspot.com/2012/09/puede-un-buen-maestro-ensenar-cualquiera.html). En estos momentos estoy tratando de formular una propuesta desde fuera del aula, a través de un círculo de matemática (Math Circle). Y… también escribí sobre eso, jajajajaja… Aquí: http://unpuntocircular.blogspot.com/2012/09/un-pequeno-club-de-matematicas.html

    • Entiendo perfectamente tu postura. Y es muy posible que yo acabara en el mismo sitio tras unos años de luchar en el sistema de la enseñanza media. Pero lo veo como dos opciones paralelas (bueno, no del todo paralelas, obviamente alguna relación tienen): un objetivo es ocuparse de los interesados por las matemáticas, y otro intentar que la sociedad de dentro de 10 años no sea analfabeta matemáticamente.

      • Tienes razón. De hecho, he conocido excelentes profesores que se desenvuelven bien dentro del sistema y que tienen los ánimos de seguir haciéndolo. Quizá es cuestión de gustos o de carácter. Lo importante es apuntar (desde donde sea) al amor por las matemáticas, jejeje. Tu blog me parece genial =D. Espero que tenga una larga vida.

  2. Ever: Sólo mi aporte y comentario: Absolutamente en desacuerdo. Los alumnos tienen sus cuestiones, sus diversidades, mayor, menor o ningún interés por aprender. No somos buenos profesores por aquellos que están motivados e implicados per sé. No. Todo lo contrario. Me defino qué tan buen profesor soy por aquellos que presentan dificultades de aprendizaje, de atención, de interés. En relación al sistema educativo ideal con opción a elegir «sin matemáticas», claro que no. Las matemáticas son fundamentales en los niveles primarios y medios. Ahí está el desafío. Suerte que quien no desea el desafío puede optar por la investigación o creer que la matemática es para quienes «tienen un don especial». Éxitos en tu club donde dices, con mucha contradicción a lo antedicho: «Tengo años queriendo crear un club de matemáticas con la firme intención de mostrar que la educación puede ser algo genial».

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